"La chica está tumbada al borde de la cama y Van Nordem está inclinado sobre ella como un sátiro con sus dos pies sólidamente plantados en el suelo. Estoy sentado en una silla detrás de él, observando sus movimientos con indiferencia fría y científica; no me importa que dure eternamente. Es como observar una de esas máquinas locas que vomitan periódicos a millones, billones y trillones con sus titulares sin sentido. La máquina parece más sensible, a pesar de su locura, más fascinante, que los seres humanos y los acontecimientos que la produjeron. Mi interés por Van Nordem y la chica es nulo (...). No podría diferenciar ese fenómeno de la caída de la lluvia ni de la erupción de un volcán. Mientras falte esa chispa de pasión, la actuación carecerá de significado humano. Es mejor observar la máquina. Y estos dos son como una máquina cuyos engranajes se han soltado. Necesita el toque de una mano humana para arreglarla. Necesita a un mecánico".
Henry Miller - Trópico de Cáncer.
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