“Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su
alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus
amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser
informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el
aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de
libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información”. - Rodolfo
Walsh
"Si fracasa nuestra revolución no será la primera, pero será de cobardes el pretexto de que luchamos porque tocaba a las edades". - Natalia, compañera y poeta.
Hay una idea que me ronda por la cabeza desde hace algunas semanas, y que todavía no se sido capaz de expresar adecuadamente. Es algo así como que qué triste, qué triste que chavalas de instituto conozcan sus derechos en caso de ser detenidas; qué triste que sean capaces de gritarle a los cascos vacíos que enseñen el número de placa, cobardes; qué triste que la necesidad les haya obligado a organizarse. Qué terrible y qué (des)esperanzador. Esperanza al movimiento y desesperanza a la razón.
Llevo toda la vida participando; sumándome, aunando ganas, acudiendo y todo lo demás. Ya no participo más; no desde hace un año, ahora creo y construyo y muero de miedo, rabia, pesimismo y necesidad. Todas esas cosas que confoman las ganas, supongo, y que las van destruyendo poco a poco.
Nos estamos volviendo locos. Nos estamos volviendo locos y esto sólo va a ir a peor, a peor, y siento como un pánico tremendo que me impide terminar de asumir aquello en lo que creo. Últimamente no hablo más que de las consecuentas que todo implica. Desesperación pura y la chavalería de la Interinstitutos sujetando con fuerza la pancarta donde se lee Reforma laboral: "El trabajo os hará libres", corriendo Alcalá abajo hacia Sol por si acaso dentro de un mes les toca correr de verdad, caras amigas teñidas de preocupación y Mene corriendo de acá para allá coordinando el cordón que todas sabemos que no es más que un mero intento de auto(des)protección, que si cargaran ahora no tendríamos nada que hacer. Pero cada escudo cuesta veinticinco euros y, joder, no tenemos veinticinco euros. Mientras que el plural, ese no-"tenemos" me hace estremecer de consciencia.
No sé qué clase de mundo estamos permitiendo ni cómo hemos sido capaces de dejar llegar el momento en que lanzarse a la calle se convierte en necesidad biológica, en que da miedo enfermar y morir en la calle, en que abrir la boca se ha vuelto sinónimo del pavor por no saber en qué parte del cuerpo caerá el próximo golpe. A veces, sin motivo aparente, me da por protegerme el estómago. Y más que eso, algo que anoche escuché una y otra vez durante horas y más horas de reuniones y talleres: tampoco sé qué pasará cuando nos mostremos dispuestas a luchar hasta el final.
4 comentarios:
Quería escribirte, responderte, darte aliento. Citar alguna de esas máximas del marxismo que ya poco me ilusionan, algún que otro testimonio de las trincheras en Francia, allá en 1848... Alguna pancarta del mayo francés, o la Revolución de Octubre en Polonia...
Pero me quedo sin palabras. Creo que mi generación hace tiempo se quedó sin palabras. Con el recuerdo de aquel Argentinazo, ya más de diez años. Hoy mi Argentina perdió motivos para la lucha. Los espacios conquistados aún esperan, allá Xanón, fábrica recuperada, los movimientos sociales, los centros barriales asistenciales, los bachilleratos populares. Espacios de resistencia, en donde nos acobijamos esperando el momento de salir de las trincheras. Hoy, estudio en una facultad construída durante la dictadura militar. Construida para reprimirnos, cada pasillo, cada escalera, cada aula está armada para facilitar el sitio y la represión. Y ahí adentro los estudiantes, cada cuál con su proyecto, su ideología, sus mausoleos de alternativa social que no conmueven. Volcados a la reacción, a sostener ese espacio aún no ganado por la alternativa, resistiendo a que nos eliminen como cucarachas o nos transformen en más soldados del sistema, soldados al sistema. Porque no tenemos la fuerza de agruparnos para salir de la trinchera, sólo reaccionamos, accionamos muy poco. Ustedes, Europa, están despiertos, organizados bajo las consignas que hace tanto perdimos.
Fuerza. Es lo único que puedo decirte desde acá. Porque nosotros tenemos miedo de los golpes, y no accionamos esperando un momento oportuno que sabemos va a ser sólo otra reaccióN. Ustedes ya reaccionaron. Que no te preocupen los golpes, que cuando menos lo esperes, las fuerzas de represión van a apoyarlos, como en el 17, van a verse sobrepasadas y no van a querer jalar el gatillo. Porque en el fndo son como ustedes, y tomarán conciencia. Así que ahí los golpes, que todo parto tiene sus dolores. No nos dejen sin la ilusión de haberles ayudado con el ejemplo. Y si la situación ya te ganó, como a mí, hacele caso a Walsh, y no cayes, dale a otro tu lugar para juntar fuerzas.
Es lo más que puedo decirte. Un gusto leerte, me hizo recordar un poco por qué elegí la carrera que elegí. Y un abrazo, desde acá. Te sigo leyendo.
No sé quién eres, pero mil gracias por tu comentario, me escalofrió leerlo. Ojala aquí hubiéramos reaccionado, como dices. Quiero creer que estamos en proceso de ello, pero nos queda un larguísimo camino por delante.
Por cierto: una generación sin palabras es una generación muerta; no digas nunca eso.
Puede que al decir "sin palabras" puede haber sido un poco hiperbólico, tal vez producto de mi desaliento. Estoy pasando por una pequeña crisis de sentido, pero es normal, seguro vos tuviste las tuyas.
Sin embargo, quiero corregirte cuando dices que "sin palabras" y "muerta" son sinónimos. ¿Acaso no es nuestro rol como intelectuales el de dotar de palabras al que no las tiene? Transformar la conciencia intransitiva,aquella del dominado que rige su vida según los códigos y formas de ver el mundo de quien lo domina, para lograr una verdadera emancipación del subordinado por medio del diálogo. Como militante de izquierdas latino, la obra de Freire significó mucho en mi formación. Entonces no digas que quien no tiene palabras está muerto, porque dirás muerto a todo dominado. Sólo no fué dotado de las herramientas para articular su propio discurso, dotarse de palabras. Ese es nuestro rol pedagógico, por el que optamos desde que elegimos esta bella carrera que es la historia. Ser una herramienta para la emancipación del dominado. No lo olvides.
Por cierto, mi nombre es Gustavo, estudio en una universidad pública en Argentina. Y no mucho más que eso. Llegue a tu blog de link a link. Empecé en una noticia sobre una planta nuclear desbaratada en Murcia, allá en el 74. La verdad no recuerdo cómo llegué de ahí a tu blog, pero ahora está en mis marcadores. Así que te sigo leyendo, espero no te intimide.
Sobre la lucha española, no te desalientes, estuve interiorizandome y veo que van por el buen camino. Sinceramente, hasta ahora sólo sabía del tema por prensa oficial, y algún boletín socialista muy ortodoxos, de aquellos que no veían posibilidad de organización a largo plazo. Pero veo que hay iniciativas bastante interesantes, que si bien el clima general no es el de una victoria inmediata para ustedes, bien pueden construir espacios de resistencia activa que en un futuro van a tener relevancia. Así que no te desalientes. Y leelo a Paulo Freire. Y a Fanon, también, que hace poco "los condenados de la tierra" cumplió 50 años y se pasó sin pena y sin gloria, por lo menos en los circuitos intelectuales locales. Es un texto fuerte, muy metido en su época, pero hay mucho que puede rescatarse (sobre todo el prologo de sartre).
Bueno, no divago. Un caluroso abrazo a aquellas direcciones, y fuerza.
Atte: GN
Gracias Gustavo, de verdad Gracias. Yo quizá me refería a que una generación siempre tiene algo que decir, aunque no lo sepa o no encuentre los medios para hacerlo, pero comparto totalmente lo que escribes.
Yo vivo en Madrid (estudio aquí) pero soy de Murcia y conservo contactos allí, supongo que por alguna conexión de este tipo fue que me encontraste.
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