sábado, 7 de febrero de 2009

El sufrimiento ajeno es majistral

-Siéntate ahí y escribe lo más ridículo que se te venga a la cabeza.
-Aquí. ¿Lo más ridículo?
-No tiene por qué ser eso, o sí, simplemente lo que se te pase por la cabeza. Inpira, despacio, suelta el aire, cierra los ojos, ¿qué sientes? ¿Qué eres tú en este momento?
-Nada, no soy nada.
-Mierda, no entiendo. Pero tú... tú siempre eres algo. CUando escribes... ¿cómo la haces si no?
-Yo no escribo, no hago nada. Todo es farsa. Una farsa enorme. Yo me siento... me siento... y tecleo, sin más, tecleo, tecleo, no sé hacer nada más, tecleo pero... no escribo, ¿no? Solo... solo transcribo, así, con el TRANS delante. Alguien me habla al oído, alguien me martillea la cabeza, es odioso, a veces creo que voy a volverme loca. No... soporto a ese tipo. Se encarama a mi espalda, ¿sabes? Me da golpes por todos lados, me destroza el cuerpo y me vuelve loca la cabeza. Hasta que no tengo más remedio que hacerle caso.
-Y escribes.
-No sé, no sé si escribo, ya te lo he dicho. Esa asquerosa voz me habla, me habla. Yo solo copio. Solo... elijo letras. A veces se para, y yo respiro aliviada, pensando que va a callar para siempre. Pero siempre resulta que solo estaba buscando la palabra adecuada. Necesita ser siempre así de preciso. Por eso lo odio. Por eso, y por hacer mi vida un martirio, porque ya no puedo más, porque habla, habla, la maldita voz habla, y yo no puedo hacer otra cosa que transcribir lo que dice. Me volvería loca si no lo hiciera, ¿no lo crees, no lo crees? No puedo más, ya no puedo más. Se me... se me acaba el aliento, realmente no puedo respirar, me siento tan vacia, tan rabiosa, tan angustiada y exaltada al mismo tiempo. La vena del cuello palpita, palpita, los dedos se hinchan, la cabeza va a explotar, me va a explotar y quiero que pare ya, pero él habla, habla, y yo no tengo capacidad de hacer algo por separado de eso, tan solo obedezco. Me dejo llevar. Violada mi voluntad de nuevo, porque ya, por mí misma, no soy capaz de decidir nada. Solo está la voz, esa voz.

...

-¿Y esto, lo has escrito tú?
-No, lo ha escrito él.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Puto tiparraco asqueroso! Suerte que a mí no se me encarama a la espalda que si no... ya le hubiera dao un par de ostias bien dás! pijo!


Ché!

Araceli Esteves dijo...

Lo describes muy bien, muchas veces parece que escribamos al dictado de otro, y ese otro no siempre nos cae bien.