miércoles, 30 de enero de 2013

Abriendo puertas, tendiendo puentes.

"Si bien en materia de seguridad alguna asociación ha mantenido que Lavapiés es un barrio seguro, la mayoría coinciden en la necesidad de que se adopten medidas en esta materia, con el fin de que Lavapiés sea un barrio más seguro; en concreto, proponen las siguientes medidas: Que se declare zona de seguridad prioritaria, como consecuencia de la existencia de un tipo específico de delincuencia (okupas, 15M)".



El Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid se enrocan, por enésima vez, en un nuevo Plan de Seguridad para el barrio de Lavapiés, ejemplo de auto-organización vecinal y apoyo mutuo y refugio para quienes creemos que las cosas se puede hacer de un modo distinto. Tienen miedo de un barrio en el que la juventud se organiza para liberar espacios vacíos y donde las señoras de ochenta años salen en bata a los balcones a aplaudir las manifestaciones. Tienen miedo de un barrio en el que la tercera parte de la población es migrante y donde la izquierda muta, resiste y construye desobediencia colectiva día a día. Tienen miedo de un barrio en el que las paredes hablan, sí, en el que se paralizan desahucios y donde la gente se saluda por la calle.

Tienen tanto miedo que hace ya tiempo que decidieron declararle a Lavapiés la guerra, y desde entonces el barrio se encuentra en estado de sitio. Les falta, casi, levantarnos un muro para que no contagiemos al resto de Madrid. Pobres ellas, que no saben que la infección ya no tiene remedio. Eso, y que si quieren guerra, la van a tener.

¡FUERA POLICÍA DE LOS BARRIOS DE MADRID!

(Desde mi ventana se lee, en la pared de enfrente: "Díselo, nous sommes un exemple de vie en commun").

 

domingo, 27 de enero de 2013

No hay un sauce en la calle mayor.

Me he dado cuenta de que el libro hace ya tiempo que cambió de capítulo. Y eso de hace cinco años queda ahí, claro, pero hay cosas nuevas entre las nuevas páginas. No quiero escribir tachando el pasado, nunca se ha tratado de eso, de modo que pasamos página en este paritorio de ideas y flujos, no vaya a ser que manchemos la tinta vieja. El libro sigue abierto y dentro está el mundo, así que voy a ponerlo en todo lo alto para evitar olvidarme de que la vida es lo importante. 

Realmente la imagen cambió hace tiempo, pero sólo es ahora cuando soy capaz de asumirlo.


Ups.


domingo, 20 de enero de 2013

lunes, 14 de enero de 2013

Cerca del suelo.

Quiero una despedida en condiciones, salir un día de la cama y que haya pasado un milenio. Quiero que se me erice la piel y que seas tú la culpa, tú que estás ahí esperando a que yo me enrede y ya no encuentre la salida. Ponerte en evidencia porque-tu-mirada (y tú no lo sabías).

Que me mandes a la cama. Hacerte callar, si quieres. Escaparme de ti y volver con más fuerza, caer en el pozo mientras me arañas la espalda. Que me pidas que te muerda y sentir que tengo unas piernas infinitas. Encontrar tus ojos a la altura de mis rodillas, dentro de mí y fuera de mí y por todos lados. Pegarme tanto a ti que sólo haya sudor, nada más en el mundo (joder, qué sensación tan buena).

Que me muero de ganas de comerte a besos.
(Para los dos es mejor irse a dormir / y para los dos sería lo mejor que fuera juntos).

jueves, 10 de enero de 2013

Pacíficamente si podemos; a la fuerza si debemos.

"El ataque a Rawfolds se ha convertido en legendario. En él tomaron parte quizá ciento cincuenta luditas: se dijo que se esperaban más, pero que los contingentes de Leeds o Halifaz no consiguieron llegar a tiempo. Dirigidos por George Mellor, un joven tundidor de un pequeño taller de acabado situado en Londroyd Bridge, cerca de Huddersfield, los luditas intercambiaron un fuego vivo con los defensores atrincherados, durante veinte minutos. Bajo la cobertura de este fuego, un pequeño grupo de martilladores y hombres armados con hachas hicieron repetidos intentos de derribar las pesadas puertas de la fábrica. Este grupo sufrió bajas importantes, al menos fueron heridos cinco, de los cuales dos -heridos mortalmente- fueron abandonados cuando los luditas se replegaron repentinamente. Se dice que su jefe, Mellor, fue el último que abandonó el campo y que no pudo ayudar a los hombres heridos puesto que estaba ayudando a trasladar a otro hombre -su propio primo- a salvo. El terreno alrededor de la fábrica quedó cubierto de mosquetes, hachas, picas y herramientas de metal.

(...)

Cientos de personas se agruparon en la calle frente a la posada donde los hombres yacían moribundos. Se encontraron manchas de aqua fortis (utilizada, quizá, para cauterizar) en sus camas y se creyó que les habían torturado para que revelaran información. Se cree que Roberson se inclinó sobre el lecho de uno de ellos, John Booth, hijo de un pastor anglicano, que tenía diecinueve años, a la espera de una confesión final. En el momento de su muerte, el joven Booth le hizo señas a Roberson: '¿Puede usted guardar un secreto?'. 'Sí, sí - respondió impaciente Roberson-, puedo'. 'Yo también', le replicó Booth, y poco después murió".


E.P. Thompson, La formación de la clase obrera en Inglaterra.

miércoles, 9 de enero de 2013

Ya llega el Sol.

"Cariño, ha sido un frío, largo y solitario invierno
Cariño, parece como si hubiera durado años
Ya llega el Sol
Y yo digo que eso está bien
Cariño, las sonrisas llegan a las caras
Cariño, parece que hubiéramos estado a oscuras durante años"

(Porque nos estamos deshumanizando a pasos agigantados, y en este sistema terrible tenemos que darnos calor entre nosotras. Que cuidar de las nuestras es un acto revolucionario, y nos quedan muchos meses de frío invierno por delante).