jueves, 5 de diciembre de 2013

1.

Te tengo enredado en los pulmones.

Tanto, que te me atragantas al respirar y me sales así de aguado por los ojos. El amago lo he hecho antes pero es sólo ahora que lloro, al acercar el ordenador despacito y abrir una hoja nueva. Meses que no lo hacía y mi vida boca abajo (o quizá, por fin, boca arriba). Algo así.

Querido diario: consolidé mis piernas como infinitas. Me despierto cada mañana y maldigo las despedidas buscando autobuses con la mirada. Mi cama es cada vez más grande y yo que tengo esta facilidad para la piel de gallina. Ya no se me resbala la vida. Se fue el nudo de mi garganta (sólo ahora acaba de volver: por qué escribir si no) y a cambio la sonrisa es cada vez más grande. Todo está bien en el mundo cuando tiene que estarlo.

(...)

Está demás decirte que a esta altura
no creo en predicadores ni en generales
ni en las nalgas de miss universo
ni en el arrepentimiento de los verdugos
ni en el catecismo del confort
ni en el falso perdón de dios

a esta altura del partido
creo en los ojos y las manos del pueblo
en general
y en tus ojos y tus manos
en particular.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Golpea el piano.

A un lado la Reforma (Ley Juárez), a otro los Chicago Boys y yo concentrada en Carranza. Ciudad Universitaria a mi alrededor tan calmada que ella parece un espejismo, un reflejo en la marquesina que se sienta, pantalones fucsia-camisa vaquera, y busca en el bolso un cigarro. Tendrá mi edad, seguramente, pero es esta una edad en la que todavía me cuesta reconocerme. Una edad sin números, de fruncir el ceño como ella hace (su mirada) y apartarse el flequillo así como si de un gesto trascendental se tratase, de tan poca importancia.

La de veces que me habrás dicho que yo no escribo si soy feliz (¿sabes?: hace meses que no escribo), pero el caso es que la mujer se ha sentado a mi lado y a mí la vida se me ha caído encima. Porque ella tenía la edad de darse cuenta y de hacerse sola, de dejar de imitar y comenzar a ser. Tenía la edad de las preocupaciones que llegan y de las resistencias que quedan, del soy-esta-persona, del auto-reconocerse. Tenía la edad, qué sé yo, que me devuelve el espejo cada vez que lo miro, el mismo entornar los ojos y arrugar las cejas que yo en las reuniones.

Será la falda larga que llevaba hoy, o que cada vez es más cierto que me hago mayor. O que hay días que cualquier golpe de viento amenaza con abrirte los poros del quererlo todo y no poder más, que basta que te roce el aire para romper a llorar. Será todo junto más este ser consciente de que las vidas no se construyen en abstracto sino en concreto y que yo, la mía, quiero construirla contigo. Con mis ojeras, con mis pilas de libros, mis ventanas abiertas y contigo. Con este no-rendirse diario, con el empeñarse a seguir viviendo, con el respirar pese a todo y contigo. Con todas las mañanas y todas las noches que me quedan por delante.

Y, fíjate, también cuando soy feliz hay momentos que necesito escribir.

sábado, 22 de junio de 2013

Toque de queda.

He vuelto a mi bar de los quince años y seguía sonando Maneras de vivir. Como si no hubiera pasado el tiempo, como si esas paredes azules albergaran un micromundo incapaz de morir nunca. El mismo camarero, el mismo vacío, la misma puerta roja con el pestillo por la parte de fuera; el mismo baño con los recortes de tebeo y los carteles aquellos, afiches casi, de tiempos mejores. Rosendo que va cruzando el calendario y la barra desierta, con una desolación que huele a muerto y te inuda de ganas de llorar. La ausencia de relevo generacional. 

Supongo que esto es lo que significa tener un amigo, uno de verdad. Y sonrío con el pensamiento mientras en el coche suena Bob Dylan y él conduce como quien no va a ninguna parte, sin prisa, acelerando por el puro placer de pisar el pedal. Cinco euros la hora pero-bueno-no-me-quejo-podría-ser-peor y me dice que en el pueblo ya no tiene a nadie, que el que era su hermano se le fue del país hace un año (que necesita salir de ahí pero de qué va a comer), sonriendo como en esas películas en blanco y negro, donde-todo-es-tan-bello. Yo le digo, me nublo de tonta, que estoy enamorada.

A las dos de la mañana mi pueblo parece un pueblo fantasma. Será por la nada que le rodea, por los limonares estos que no acaban nunca y terminan por confundirse consigo mismos. Como quien no sabe cuándo abrir la acequia, como quien muere en la droga. Asfixia dentro de la placenta, volver a lo que fuimos. Estos veintiún años que nos matan.


martes, 11 de junio de 2013

De un tiempo a esta parte.

Me pasa, cielo, que yo tampoco sé cómo afrontar esto. Que me despierto por las mañanas y me inundas. Que claro que me ha desbordado, joder: a mí y a mis ganas, a mis maneras, a mis ilusiones, a mis proyectos, a mis convicciones; a todas nosotras nos has desbordado. Se me escapa toda entre los dedos; la maldita vida que intento agarrar se resbala. Que ya no es la situación sino esto que me devora por dentro, que me roe la piel de a poquito, que me nubla la vista, que me tiembla de miedo, que me cura de llanto. Las sonrisas, no sé, son lo que me desbordan: cuando las veo y cuando no. Y me desbordan tus caricias y la forma esa en que mi cabeza encaja en tu hombro, así como si estuviera hecho a propósito. Que yo pensaba que esto no pasaba nunca, que era mentira todo. Tus miradas me desbordan. Y mis miradas, también, cuando te veo. De verdad que se me cae el mundo encima cuando trato de gestionar los escalofríos: paro de contar siempre al quinto. Me desborda mi piel de gallina cuando me rozas. O cuando me miras o cuando te escucho. O cuando te pienso. Malditos los tropezones y este apretar los dientes que me desbordan.

Me pasa, cielo, que me desborda el caminar sin rumbo esperando nada. Pero es que me da tanto miedo, cielo, me da tanto miedo que aparezcas mañana a mi lado cuando yo haya decidido dar media vuelta en el camino...

miércoles, 5 de junio de 2013

Aunque me duela, amor.

"Ya no huele a quemado,
y no es la muerte una conocida presencia
esperando a la vuelta de cualquier esquina.
He recuperado mis flores amarillas
y estos malinches de mayo son mas rojos
y se desparraman de gozo
reventados contra el rojinegro de las banderas.
Ahora vamos envueltos en consignas hermosas,
desafiando pobrezas,
esgrimiendo voluntades contra malos augurios
y esta sonrisa cubre el horizonte,
se grita en valles y lagunas,
lava lagrimas y se protege con nuevos fusiles.
Ya se unió la Historia al paso triunfal de los guerreros
y yo invento palabras con que cantar,
nuevas formas de amar,
vuelvo a ser,
soy otra vez,
por fin otra vez,
soy".


Gioconda Belli.


jueves, 30 de mayo de 2013

Y ya no puedo esconderme.

"Me voy - dijo él.
¿Dónde vas saliendo de mi cama? Si las calles aún no están puestas... - respondió ella con sólo la mitad de la cara a la vista, apoyada sobre la almohada, sonriendo sin importarle el fin del mundo, los maullidos de un millón de bestias ni el sudor que le resbalaba una piel que volvería a romper en pedazos al mismísimo el Coloso de Rhodas...".

martes, 21 de mayo de 2013

Nunca mueran.

"UPyD, en principio, se abstendrá al estimar que el Parlamento 'no es una Academia de Historia en una democracia avanzada'".

Últimamente tengo una sensación que me devora por las mañanas y no me deja en paz hasta que consigo dormirme bien entrada la noche. Algo así como la necesidad de gritar, de decir que qué broma de mal gusto es ésta. Pero tengo la boca tan llena de vómito que temo que al abrirla no pueda respirar y muera asfixiada.

A cada bofetón, a cada insulto, es más difícil no echarse a llorar y tirar la toalla. Y pese a todo, aquí seguimos. Quienes creemos en la necesidad de conocer nuestra Historia, en la importancia del pasado para comprender y construir el presente; quienes sentimos que el verdadero conocimiento de los hechos que ya fueron puede ayudarnos a hacer justicia aquí y ahora; quienes nos oponemos a un discurso histórico maniqueo, violado y maltratado durante años por el poder hegemónico; quienes reivindicamos el derecho y el deber a la memoria y hemos decidido dedicar nuestra vida a recuperar la nuestra, la colectiva, la que nos han arrebatado.

Aquí seguimos, en el combate por la Historia.

jueves, 16 de mayo de 2013

Vamos caminando.

Las grietas se abren cada vez de una manera más evidente, sin disimulos, sin medias tintas. Madrid se resquebraja. Un Madrid es suyo: el Madrid de la represión, del silencio, del miedo; el Madrid del Régimen. La otra ciudad es nuestra Madriz rebelde, la ciudad de las de abajo, la combativa, la que defiende la alegría y organiza la rabia; el Madrid de nuestras vecinas, nuestros barrios, nuestras compañeras. 

Es el Madrid del Régimen el que mañana va a expulsar a cerca de 2.000 estudiantes de la Universidad Complutense por no poder pagar la matrícula, el que sitia Lavapiés para realizar redadas racistas (16 vecinas detenidas, hace apenas una hora y media) que han sido declaradas ilegales por tribunales internacionales, el que homenajea fascistas; es el Madrid del Régimen el que financia violencia de género y el que acaba de llevarse a uno de mis mejores compañeros y amigos con las manos esposadas. Nuestra Madrid, nuestro Madrid, no es ése. Porque nuestro Madrid va a pasar esta noche, y todas las que hagan falta, encerrado en el Vicerrectorado de Estudiantes de la UCM. Nuestro Madrid es el que se organiza, el que crea crea redes y echa a la policía de nuestras calles. Nuestro Madrid, nuestra Madrid, es cientos de mujeres escupiéndole a la cara a un Ministro de Justicia al que, ojalá, alguien le meta un día una percha por el culo.
 
Aquí estamos, resistiendo. Prometemos devolver cada uno de los golpes.

viernes, 10 de mayo de 2013

Se llama Soledad.

"Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al revés. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto". - Rayuela, capítulo 93.   

Hace tiempo que no escribía llorando, ¿sabes? Casi tanto como el que llevaba sin necesitar escribir, así, necesitar con todas las letras, esas ansias que te entran por el estómago y se instalan entre los pulmones, impidiéndote respirar. Como el rayo de Cortázar. Y aquí estoy, una y pico de la mañana, buscando con la mirada el ron que sé que no hay en mi cuarto. Había que intentarlo.

Irónicamente, me reconozco más en esto que en cualquier cosa del último tiempo. Las rutinas, ya se sabe, que consiguen que una se acostumbre hasta al auto-desgarrarse. Un auto-desgarrarse despacio, despacito, recreándose en la sangre. Disfrutando casi. Con una sonrisa de placer al notar que salen las palabras; los ojos cerrados y lágrimas por la cara. Que ya no necesito ni respirar para escribir, sólo estremecerme. Como Piaf cuando cantaba eso del acordeonista que se fue a la guerra y la puta que le lloraba, todas las noches, sin poder dejar de bailar con la música.

Al fin y al cabo, esto se trata de salir adelante. Vivir es una contradicción en sí misma, y eso. Sola o acompañada, qué más da mientras sea capaz de seguir levantándome. O eso quiero creer; demasiados años me han enseñado que no suele haber opción posible. Así que, no sé, igual corto con lo de esconderme en la cama hasta mediodía y comienzo a ponerme horarios como las personas adultas. Que ellas, cuando las veo en el metro, ni lloran ni escriben.

Al fin y al cabo, esto se trata de salir adelante.

martes, 30 de abril de 2013

Elegiré (elegiremos).

Miénteme jugando a que nada te asusta.


Lo nuestro es volar.

Llevo una temporada muriéndome despacio cada mañana, de no poder sentir sus besos en la espalda. Por eso ya no escribo. No tengo más que contar que mis veintiún años y sus miradas, el deambular tan sola por Gran Vía, volver a la facultad después de lustros que no son sino horas, este invierno que se nos pega a los huesos y Joplin calentándome las noches. 

Hago la mochila como con incertidumbre, sin saber muy claro hacia dónde camino. Siempre amé y odié eso a partes iguales, creo, pero el caso es que ahora se ha esfumado la primavera y tal vez la próxima estación me arroje de bruces a la negación más absoluta. O puede que se averíe el tren, no sé, aquí en Madrid pasa a menudo. Y claro, luego soy incapaz de salir de la cama y trato de hacerme pequeñita, pequeñita, para no molestar a mis sueños. Así durante días, dentro dentro del túnel.

Que no quiero bajarme del vagón, a menos que estés tú en la estación esperándome.

jueves, 11 de abril de 2013

En nombre de la Libertad.

Avui tampoc he despertat,
avui encara no he parlat,
lluny de València,
rumb clandestí,
t’he recordat a prop del mar.

Avui també han assassinat les veus,
avui també han bombardejat els cors,
avui també en nom de la llibertat
avui tot és soledat...


Guillem Agulló, 20 años.
NO OLVIDAMOS. NO PERDONAMOS.

domingo, 7 de abril de 2013

domingo, 31 de marzo de 2013

Aquellas manos.

Y me enseñaste a vivir.

Llevo contando tu historia cuatro años. Entonces, cuando empezó, yo ya sabía que iba a pasar este ahora, tanto que lo escribí e imprimí seis copias: una para mí, las otras para vuestras cinco direcciones postales. Se comían el mundo mis 17 años, esa necesidad de huir de la jaula, ese tenerlo todo tan claro, esa mierda de (in)seguridad que me hacía llorar cada noche. Me costó más de un año empezar a superarte.

Me acuerdo de las cuevas de Granada y de tus manos más que nada. El muro de la Alhambra tan de noche, los jardines, las doce horas escapando una a una como en el cuento de la princesa. La pared de la estación de autobuses de la que no conseguíamos despegarnos. El no saber cómo hacer las cosas porque joder, qué niño eras, qué niña era. Me diste la llave como por despiste, como si no me correspondiera a mí realmente: ten, para que salgas de mi vida cuando quieras.

Me acuerdo del modo en que se redujeron las llamadas: con excusas, poco a poco. Luego se hizo el invierno y yo lloraba cada mañana a las ocho en punto, camino de la Facultad, mientras llovía y sonaba la misma canción de siempre. Y millones de veces me señalé el pecho, poco más abajo de la clavícula, en mitad del abrazo ajeno para replicar ante la pregunta: es para que pueda salir de su vida cuando quiera. Me costó más de un año empezar a superarte.

Ayer hice la prueba. Y, ¿sabes?, me veo bien. Me siento bien sin tu presencia ahí, colgando del cuello. No ha sido premeditado, llegó de pronto. El jueves me desperté y me di cuenta de que ya no lo necesitaba, no necesitaba tu recuerdo para seguir adelante. Creo que te equivocaste de puerta al darme la llave: yo salí de tu vida hace tres años; lo que hago ahora es echarte de la mía.

lunes, 11 de marzo de 2013

Expediente de regulación.

 (Sucede también / que sin saber cómo ni cuándo / algo te eriza la piel / y te rescata del naufragio).




viernes, 8 de marzo de 2013

8 de marzo: nada que celebrar, mucho por lo que luchar.
Nos vemos en las calles.


Tormentas que apagan el televisor.

Madrid está tan mojada que ya no sé si llora o si quiere follarme. Las facultades respiran extrañas en estos días tan raros, tan de luchar contracorriente, tan de empaparse por la calle y no saber en qué sentido gira el mundo. La gente se para por los pasillos comentando nosesabequé, apartando las pancartas para poder avanzar, llegando tarde a tutorías, desparramando un mar de sueños por el suelo al escurrirse el pelo y el abrigo, qué-frío-hace-fuera.

En el pasaje subterraneo que lleva de Historia a Veterinaria las goteras se pegan a las botas, a las carpetas, al paso rápido de las estudiantes. Un hombre mayor se ajusta el gorro de lana mientras grita eso de libros-a-dos-euros y señala el plástico extendido sobre el suelo. Tengo también autores norteamericanos, señorita. Y Chéjov y García Márquez sonríen tristes desde las ediciones de segunda mano. Es lo que tienen los tiempos mejores, supongo.

Camino de Filosofía llueve sobre mojado. The times they are a-changin', suspira Ciudad Universitaria. La policía rodea el rectorado de la Politécnica y en esta explanada tan grande me mira seria y desnuda la personificación de este ocho de marzo. Si-le-buscas-está-en-la-tercera-planta-haciendo-pancartas. Comienza la rueda de prensa. Me nombra tu voz.

"La calle no es de nadie aún.
Vamos a ver quién la conquista".

Ramón J. Sender - Siete domingos rojos.

Construir sobre ruinas.

¿Hacia qué modelo estamos avanzando? ¿Qué Universidad tenemos y que Universidad están construyendo? En Madrid, capital de la neolengua en un Estado ya de por sí tramposo, avanzamos hacia un modelo de excelencia y responsabilidad, de autonomía universitaria y racionalización del gasto. Quien lo dude no tiene más que ver el vídeo. Lástima que la búsqueda de la excelencia requiera pisotear lo que de público tenía la Educación. Lástima que en aras de la responsabilidad nos veamos obligadas a eliminar cualquier resquicio de participación democrática. Pero pensémoslo: ¿que imagen estaríamos dando si no? Lástima que la autonomía universitaria sea respecto al conocimiento y no respecto a los intereses privados; lástima que "racionalización" siginifique techos que se caen en horario lectivo y ventanas de aulas pegadas con cinta aislante. Gajes del oficio.

En la Ciudad Universitaria los gritos de "fuera policía" recuerdan tiempos peores, hace ya varias décadas. Da igual el color del que vistan los uniformes. Quienes intentan imponer la letra mediante la sangre, una letra que no es de libro sino de banco, tienen mucho, mucho miedo, porque saben que las cosas se les están yendo de las manos. Las pretendidas autoridades académicas se cubren de mierda, señoras y señores. Va siendo hora de acabar con el remanso de paz ficticia y salir a la calle.

Bienvenidas al Estado Español, este país que no es capaz de hacer memoria y se empeña en retroceder hacia el franquismo a pasos agigantados. Preguntémonos ahora: ¿cuál es nuestro proyecto de Universidad? ¿Cómo construir la Universidad del 99% si no es luchando?

A la Huelga, compañeras.


lunes, 11 de febrero de 2013

Mierda y cuchara.

"La foto de Ricardo fue descargada por decenas de periódicos suscritos a la agencia que la compró, pero antes se la había ofrecido al diario con el que habitualmente trabaja. La respuesta recibida fue esta: 'La foto es increíble pero no la vamos a publicar. Estás asumiendo demasiados riesgos y no tenemos una política definida con respecto a nuestros colaboradores en zona de conflicto'. (...) Así que ante un rechazo que significa, para quien lo quiera entender, 'no te acerques tanto, que no queremos que, si te pasa algo, nos caiga el marrón a nosotros', Ricardo envió la foto a una agencia sin tantas limitaciones, que la distribuyó por todo el mundo. A través de la agencia, el periódico que la rechazó terminó por publicarla en portada. La diferencia entre la venta individual o la distribución a través de agencia es que ésta paga tres veces menos. Hasta para jugarte el pellejo existen las rebajas".

Alberto Arce, Misrata Calling.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Caminando fui lo que fui.

Yo siempre he querido tener una cama al lado de una ventana. Una cama grande en donde hacer vida, con una mesa pequeña donde dejar humear el café (lo siento, yo es que no fumo, mis fetiches son de otro tipo), un par de libros abiertos (montones, montones de libros por todos lados), la ropa ahí tirada y otro libro más, éste en las manos mientras las piernas salen a la calle, los pies en la ventana, la música inundándolo todo.

(Que) El caso es que resulta que soy feliz y que no es un creo. Que hace ya tiempo que me siento bien, realmente bien, y ahora que tengo tiempo para darme cuenta siento como un hormigueo constante por todo el cuerpo y una sonrisa que no se me mueve de la cara aunque lleguen días malos. Que me prometo que este estoy-haciendo-lo-que-quiero y este aprender a millones van a ser mucho más fuertes.

Ayer terminé de colocar los libros en la estantería. Tuve que sacarlos todos porque en horizontal ya no cabían. Y el tocadiscos ya está en su sitio y, ¿sabéis?, aunque es invierno, ayer saqué los pies por la ventana.

sábado, 2 de febrero de 2013

Veintiuno.

Ya está, ya me dió la veta horrible del paso del tiempo, que no se agota la muy cobarde y año tras año no hace sino aumentar su capacidad de infundirme pánico. Resulta que pasé de la veintena, fíjense ustedes, y me entra la responsabilidad de esta edad tan puta que no te permite ni un respiro siquiera. Porque esto es lo que voy a recordar siempre, ¿no? ¿Y qué recordaré mañana de mis decisiones de hoy?

Es la responsabilidad que me ataca, sí, de golpe, con toda la alevosía posible a estas cinco de la mañana tan borrachas, una responsabilidad horrible y tan madura como insoportable, que me repite una y otra vez todo ese cuento de configurarse la propia vida. Que lo de una-oportunidad-y-punto sonará caduco pero es así, y la premisa me aterra hasta el punto de paralizarme en casi cualquier reflexión.

Y aquí estoy, con estos veintiuno. Con quinientas historias a las espaldas y muchos pasos por dar todavía en el camino. Demasiados, quizá. Porque veintinuo es un número que se hace enorme y diminuto a velocidades iguales, y sinceramente no sé por cuál decantarme. Y por primera vez en mi vida creo que más que el antes y el después veo el aquí y el ahora y, joder, me siento bien. Algo nuevo, esto de la nostalgia del presente.

Parece mentira, que haya pasado tanto tiempo.


miércoles, 30 de enero de 2013

Abriendo puertas, tendiendo puentes.

"Si bien en materia de seguridad alguna asociación ha mantenido que Lavapiés es un barrio seguro, la mayoría coinciden en la necesidad de que se adopten medidas en esta materia, con el fin de que Lavapiés sea un barrio más seguro; en concreto, proponen las siguientes medidas: Que se declare zona de seguridad prioritaria, como consecuencia de la existencia de un tipo específico de delincuencia (okupas, 15M)".



El Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid se enrocan, por enésima vez, en un nuevo Plan de Seguridad para el barrio de Lavapiés, ejemplo de auto-organización vecinal y apoyo mutuo y refugio para quienes creemos que las cosas se puede hacer de un modo distinto. Tienen miedo de un barrio en el que la juventud se organiza para liberar espacios vacíos y donde las señoras de ochenta años salen en bata a los balcones a aplaudir las manifestaciones. Tienen miedo de un barrio en el que la tercera parte de la población es migrante y donde la izquierda muta, resiste y construye desobediencia colectiva día a día. Tienen miedo de un barrio en el que las paredes hablan, sí, en el que se paralizan desahucios y donde la gente se saluda por la calle.

Tienen tanto miedo que hace ya tiempo que decidieron declararle a Lavapiés la guerra, y desde entonces el barrio se encuentra en estado de sitio. Les falta, casi, levantarnos un muro para que no contagiemos al resto de Madrid. Pobres ellas, que no saben que la infección ya no tiene remedio. Eso, y que si quieren guerra, la van a tener.

¡FUERA POLICÍA DE LOS BARRIOS DE MADRID!

(Desde mi ventana se lee, en la pared de enfrente: "Díselo, nous sommes un exemple de vie en commun").

 

domingo, 27 de enero de 2013

No hay un sauce en la calle mayor.

Me he dado cuenta de que el libro hace ya tiempo que cambió de capítulo. Y eso de hace cinco años queda ahí, claro, pero hay cosas nuevas entre las nuevas páginas. No quiero escribir tachando el pasado, nunca se ha tratado de eso, de modo que pasamos página en este paritorio de ideas y flujos, no vaya a ser que manchemos la tinta vieja. El libro sigue abierto y dentro está el mundo, así que voy a ponerlo en todo lo alto para evitar olvidarme de que la vida es lo importante. 

Realmente la imagen cambió hace tiempo, pero sólo es ahora cuando soy capaz de asumirlo.


Ups.


domingo, 20 de enero de 2013

lunes, 14 de enero de 2013

Cerca del suelo.

Quiero una despedida en condiciones, salir un día de la cama y que haya pasado un milenio. Quiero que se me erice la piel y que seas tú la culpa, tú que estás ahí esperando a que yo me enrede y ya no encuentre la salida. Ponerte en evidencia porque-tu-mirada (y tú no lo sabías).

Que me mandes a la cama. Hacerte callar, si quieres. Escaparme de ti y volver con más fuerza, caer en el pozo mientras me arañas la espalda. Que me pidas que te muerda y sentir que tengo unas piernas infinitas. Encontrar tus ojos a la altura de mis rodillas, dentro de mí y fuera de mí y por todos lados. Pegarme tanto a ti que sólo haya sudor, nada más en el mundo (joder, qué sensación tan buena).

Que me muero de ganas de comerte a besos.
(Para los dos es mejor irse a dormir / y para los dos sería lo mejor que fuera juntos).

jueves, 10 de enero de 2013

Pacíficamente si podemos; a la fuerza si debemos.

"El ataque a Rawfolds se ha convertido en legendario. En él tomaron parte quizá ciento cincuenta luditas: se dijo que se esperaban más, pero que los contingentes de Leeds o Halifaz no consiguieron llegar a tiempo. Dirigidos por George Mellor, un joven tundidor de un pequeño taller de acabado situado en Londroyd Bridge, cerca de Huddersfield, los luditas intercambiaron un fuego vivo con los defensores atrincherados, durante veinte minutos. Bajo la cobertura de este fuego, un pequeño grupo de martilladores y hombres armados con hachas hicieron repetidos intentos de derribar las pesadas puertas de la fábrica. Este grupo sufrió bajas importantes, al menos fueron heridos cinco, de los cuales dos -heridos mortalmente- fueron abandonados cuando los luditas se replegaron repentinamente. Se dice que su jefe, Mellor, fue el último que abandonó el campo y que no pudo ayudar a los hombres heridos puesto que estaba ayudando a trasladar a otro hombre -su propio primo- a salvo. El terreno alrededor de la fábrica quedó cubierto de mosquetes, hachas, picas y herramientas de metal.

(...)

Cientos de personas se agruparon en la calle frente a la posada donde los hombres yacían moribundos. Se encontraron manchas de aqua fortis (utilizada, quizá, para cauterizar) en sus camas y se creyó que les habían torturado para que revelaran información. Se cree que Roberson se inclinó sobre el lecho de uno de ellos, John Booth, hijo de un pastor anglicano, que tenía diecinueve años, a la espera de una confesión final. En el momento de su muerte, el joven Booth le hizo señas a Roberson: '¿Puede usted guardar un secreto?'. 'Sí, sí - respondió impaciente Roberson-, puedo'. 'Yo también', le replicó Booth, y poco después murió".


E.P. Thompson, La formación de la clase obrera en Inglaterra.

miércoles, 9 de enero de 2013

Ya llega el Sol.

"Cariño, ha sido un frío, largo y solitario invierno
Cariño, parece como si hubiera durado años
Ya llega el Sol
Y yo digo que eso está bien
Cariño, las sonrisas llegan a las caras
Cariño, parece que hubiéramos estado a oscuras durante años"

(Porque nos estamos deshumanizando a pasos agigantados, y en este sistema terrible tenemos que darnos calor entre nosotras. Que cuidar de las nuestras es un acto revolucionario, y nos quedan muchos meses de frío invierno por delante).