martes, 13 de septiembre de 2011

Ready for 15th October.



"Y en la calle se hace un gran silencio,
pero si escuchas bien oirás un crac.
En toda España solo suena un crac.
En occidente solo se oye un crac.

Y si esto no es el fin,
si esto no es un final, entonces
es la bomba que va a estallar.
Es una bomba y va a estallar."

martes, 6 de septiembre de 2011

Envejecer.

Es un arrugas de preocupación y un gesto sombrío que ya no se me va ni se me irá nunca.
Es un comportarme como una puta niña mal de la cabeza, porque me conoces, sabes que soy así, pero frenar de golpe y utilizar palabras de más de tres sílabas durante horas de discusión.
Es un entender las referencias pictóricas de las crónicas literarias y viceversa.
Es un ser consciente de las cosas, así, de golpe, que se me vienen encima incluso cuando me duele gastarme cinco euros que no tengo en una camisa que necesito.
Es un llorar por las noches y un sentir el sexo como parte intrínseca de mi vida y un pavor horrible a quedarme sola por el resto de mis días.
Es un ser consciente de mi cuerpo y pasar aleatoriamente de asustarme a la autocontemplación a la curiosidad al orgullo escondido y a la vergüenza, ambos a la vez.
Es un tener que pensar lo que dices porque ahora, oh, ahora te hacen caso, y eso impone, impone mucho.
Es un abrir la boca para hablar y darte cuenta de que la gente se calla y te toma en serio, y sobre todo que eso, más allá de la realización personal, va a tener consecuencias reales en el mundo físico.
Es un miedo insoportable, un miedo insoportable al tiempo que se escapa entre los dedos.

sábado, 3 de septiembre de 2011

La edad del porno.

He tenido heridas en la espalda. Heridas que no cerraban, que se empeñaban en no citatrizar y que volvían a abrirse cada vez que me agachaba. Heridas justo ahí, a la altura de la vértebra que sobresale, esa que se interpone entre ti y el suelo cuando te arrojan a él con demasiada violencia. Te quieres morir, matar, romper en dos, desgarrarte la piel tú misma y desgarrársela al otro, a la otra, descarnarte tira a tira si eso te hace sentir el dolor más intenso. He tenido las rodillas desgarradas, sangre en los labios y uñas clavadas.

Me han tocado con algodón. Suave, despacio, flotando. Casi sin rozar. Una palma, otra. A un centímetro de mí, cobertura exterior de doble capa que rodea tu cuerpo como las sábanas de satén cuando duermes desnuda. Aire que respiras. Te respiran, te respiran poco a poco y desaparece el centímetro, y entonces es una lluvia y no tocas piel sino agua, agua y pelo mojado y ojos que lloran y alma que habla. Un pie en algún lugar, ahí, perdido, un cuadro de Picasso. Mi cuello, su cuello.

He estado sola. Manos abiertas y ojos cerrados. La pintura del techo es blanca, blanca. Y yo no pienso en nada.

Me he desahogado. Hola, adiós. Gracias.
Se han desahogado.

He querido y me han forzado, me he dado cuenta y lo he evitado, me acuerdo, me olvido, complazco, exijo, asiento, disiento, suspiro, sonrío, me mato.