miércoles, 30 de enero de 2013

Abriendo puertas, tendiendo puentes.

"Si bien en materia de seguridad alguna asociación ha mantenido que Lavapiés es un barrio seguro, la mayoría coinciden en la necesidad de que se adopten medidas en esta materia, con el fin de que Lavapiés sea un barrio más seguro; en concreto, proponen las siguientes medidas: Que se declare zona de seguridad prioritaria, como consecuencia de la existencia de un tipo específico de delincuencia (okupas, 15M)".



El Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid se enrocan, por enésima vez, en un nuevo Plan de Seguridad para el barrio de Lavapiés, ejemplo de auto-organización vecinal y apoyo mutuo y refugio para quienes creemos que las cosas se puede hacer de un modo distinto. Tienen miedo de un barrio en el que la juventud se organiza para liberar espacios vacíos y donde las señoras de ochenta años salen en bata a los balcones a aplaudir las manifestaciones. Tienen miedo de un barrio en el que la tercera parte de la población es migrante y donde la izquierda muta, resiste y construye desobediencia colectiva día a día. Tienen miedo de un barrio en el que las paredes hablan, sí, en el que se paralizan desahucios y donde la gente se saluda por la calle.

Tienen tanto miedo que hace ya tiempo que decidieron declararle a Lavapiés la guerra, y desde entonces el barrio se encuentra en estado de sitio. Les falta, casi, levantarnos un muro para que no contagiemos al resto de Madrid. Pobres ellas, que no saben que la infección ya no tiene remedio. Eso, y que si quieren guerra, la van a tener.

¡FUERA POLICÍA DE LOS BARRIOS DE MADRID!

(Desde mi ventana se lee, en la pared de enfrente: "Díselo, nous sommes un exemple de vie en commun").

 

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