lunes, 17 de octubre de 2011

Yo no estoy indignada.

¿Sabes? Estoy cansada. Y no sé qué coño hacer con mi vida y he escrito esto mismo ya mil veces, y supongo que imaginas que ahora estoy llorando, jodida estúpida. Porque esto parece un cuento de ciencia ficción o aquella serie que yo veía hace años, en la que morías al cumplir los veinte. Y luego me hablan y ya no sé si voy de víctima o si simplemente no puedo más, no puedo más, con el doble discurso y la mierda personal a cuestas, que se me ve tan dura pero soy la más débil de todas.

¿Sabes? Tengo miedo. Tengo tanto, tanto miedo de quedarme sola y sí, sí, eso tampoco es nada nuevo. Pero necesito decirlo, necesito decirlo aunque no sepa muy bien a quién porque si no me rompo, y la verdad es que en mi cuarto no cabrían más pedazos de viejas glorias. Que igual sólo necesito ternura (así, con el "que" delante), sólo eso, para verlo todo un poquito más bueno o más cierto o más algo, lo que sea pero algo, por favor, y el caso es que no llega. No llega.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te pedí que para escribir tus entradas cogieses tus estados de ánimo... Oh, wait!

¿Sabes? No voy a hacerte una promesa eterna, porque ya hice una que ahora sé que no voy a cumplir... Pero sí que puedo prometerte que mientras me quieras por tu vida, y yo te quiera por la mía, no vamos a estar solos.